miércoles, 22 de febrero de 2012

¡Las manos, arriba!


Mientras el ambiente se caldeaba por Valencia, este fin de semana tuve la posibilidad de pasar un fin de semana de esos que merece la pena vivir. Amigos, amigas, senderismo, juegos de mesa, un poquito de ron y sobre todo calma, mucha calma. 

Villahermosa del Río, en la provincia de Castellón, es un pueblo alejado de las grandes ciudades. Sumergida entre los pinos de la Sierra del Maestrazgo, brinda al visitante un lugar donde descansar y disfrutar del silencio y las noches estrelladas. La casa rural está incluso más apartada, senda forestal adentro, con vistas a un inmenso valle lleno de pinares frondosos. Por la noche, salir a la terraza era contemplar el lienzo más grande y hermoso que pueda verse en la tierra: una noche abierta sin luna, llena de estrellas titilantes en el cielo. Ya hablé en otra ocasión de sensaciones como esta en Viver, pero esta visión la superaba con creces. Pocas veces me he sentido tan pequeño como en esos momentos. Dentro, en la casa, esperaba el calor del fuego, pero merecía la pena recibir el aire fresco de la noche en la cara ante tal inmensidad.

El sábado, salida al monte, a estirar las piernas y charlar con los amigos. En algún tramo hasta recordé aquellos paseos por Galicia, mochila y guitarra a cuestas. La diferencia es grande, sí, pero comparten muchas similitudes. Bosques que conocer, pisadas por andar, metas por descubrir, compañías de las que disfrutar, momentos que compartir y recordar. A paso tranquilo, llegamos al lugar de esta foto, un riachuelo transparente y casi olvidado, con un puente estrecho hecho de troncos y tablas finas. 


Estar allí nos permitía olvidar por unas horas el bullicio de la ciudad. Y sin embargo, allí lejos, otros alzaban también sus manos, pero no encima de un puente de madera, con la sonrisa dibujada en sus labios. Al contrario, sus gestos eran de desaprobación y rabia, de impotencia, de enfado. Es inevitable hoy y aquí, hacer mención de eso que llaman la primavera valenciana, una revolución estudiantil que ha unido a las masas, sobre todo a las más jóvenes. Lo malo es que ha derivado en algo que no debería ocurrir, una oleada de detenciones y violencia difícil de digerir y superar. 

Unos culpan a la policía, y la tachan de violencia descontrolada. Las palabras de un cargo del cuerpo hirieron a la gente, pues equivocadamente lo etiquetó como el "enemigo". No es el enemigo, o no debería serlo jamás, pues es a quien debe proteger por encima de cualquier cosa. Pero también es cierto que puede ser el enemigo del enemigo: cuántos ciudadanos se habrán visto afectados por las manifestaciones. Tengo una amiga que trabaja enfrente de la estación de trenes, y nos contaba lo mal que lo pasaron la tarde de ayer sobre todo, con gente entrando a la tienda y la policía detrás.

Otros, defienden a capa y espada al cuerpo policial, y escriben por sus muros y tuits frases del estilo "si sabes que te van a pegar, ¿para qué te acercas?". Achacan todo el problema nada más a los manifestantes, que serán menores y mayores de edad, de todo hay.

Hoy por hoy, la reforma de la educación no me afecta directamente. El día de mañana, seguro que sí, esperemos que sea en cuatro años. Si algo puedo decir de todo esto es que jamás debería hacerse recorte presupuestario en cuestiones de educación o sanidad, porque son el presente y el futuro. Sin salud, ¿qué somos?. Sin educación, ¿qué seremos?. La situación es jodida, eso lo sabemos todos, pero los entresijos de la política tocan cables que se nos escapan, quizá ahí puedan ahorrarse algo, en vez de quedárselo... Lo que el ciudadano a pie de calle espera es que se cuide su salud y que se luche por educar a sus hijos, y a él mismo.

Así pues, dejemos de decir si tal o cual es bueno o malo. Si unos pegan porque los otros han empezado primero. Si otros hacen esto en respuesta a a los del otro bando. Los policías tienen hijos y una salud que cuidar, ¿verdad?. Pues deberíamos unirnos un poquito más, y atizarnos un poco menos. Reclamemos pacíficamente los derechos que queremos para nosotros y los que vienen detrás a quienes corresponde. 


A ver si la próxima vez levantamos las manos en puentes de madera, 
en vez de hacerlo para bajarlos y dar un sopapo al que está enfrente...



2 comentarios:

  1. Comparte plenamente tus reflexiones acerca de la educación y la sanidad. A la gente como nosotros solos nos queda encontrar la paz en hermosos parajes como los que describes, y depositar la fe y la poca esperanza que conservemos en la socialdemocracia europea.

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  2. Qué poca fe y esperanza podemos tener en ella... pero ojalá algún día pueda ser así. Gracias por dejarte caer por aquí, seas quien seas ;)

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