lunes, 30 de enero de 2012

Volver a sentirse un niño.


Hoy, he comenzado mi segunda semana haciendo las prácticas en el "cole", como le llamábamos cuando éramos niños. Estos de aquí arriba no sólo son los que me están enseñando cómo éramos nosotros de pequeños, sino también quienes me recuerdan aquellos tiempos pasados. Apenas hace dos décadas.

Volver a esas aulas trae a la memoria los dictados de Lengua y Valenciano, con los puntos, las comas y las tildes aquí y allá. Las operaciones con números de dos y tres cifras, las temidas divisiones y multiplicaciones. Las lecciones de geografía de nuestra comunidad y nuestro país, con sus ríos y montes. Las primeras frases simples en lengua extranjera, un inglés chapurreado que nos sonaba a chino. Las notas de los papás en la agenda para que las firmaran los profesores, y viceversa. Los juegos de educación física, donde nos creíamos atletas profesionales. Los trabajos en cartulina para exponer en la clase, llenos de recortes de periódico y letras en coloridos y retorcidos renglones. Las Marías, asignaturas como religión y plástica, que suponían poco esfuerzo para ser aprobadas.

Las escapadas a la papelera, para aparentar que sacábamos punta al lápiz, cuando lo que queríamos era charrar con el amiguete de turno. Los días sin recreo por habernos portado mal, mientras los demás bajaban al patio a chillar como posesos detrás de la pelota y saltando a la comba. La mochila más pesada que uno mismo, a reventar de deberes para casa. Los avioncitos y pajaritas de papel, que acababan volando por sobre nuestras cabezas. ¡Los negativos! Esas odiosas líneas rojas que parecían clavársete en la piel cuando el profesor te los encasquetaba por tal o cual motivo. Los momentos de salir a la pizarra y sentirse un dios tiza en mano, apuntando a quienes hablaban cuando el maestro se ausentaba un rato. Palito, palito y otro palito; que yo no he hablado, que yo no he sido, que voy y me chivo.

Anécdotas y más anécdotas que hemos vivido todos en la escuela. Entramos como niños, salimos como personas. Ahora empiezo a conocer mejor el otro lado, y me encanta. Quiero devolverle al cole lo que hizo por mi, tratando de sacar el niño que aún llevo, aunque escondido, dentro. Mientras tanto, aprenderé de ellos todo lo que pueda, y recordaré que hace años estuve ahí, donde ellos ahora.


Ya he empezado el camino para ser "el profe", ya queda menos para acabar. ¡A disfrutarlo!


5 comentarios:

  1. Pablo, cuentas historias de escuelas en technicolor y sonrío al pensar que, a pesar de las redes sociales, los smartphones y las wikipedias, lo niños todavía van a la escuela con lápices de colores con que colorear esa imagen a la que pones letra.

    Y me alegra ver que se han acordado de dibujarte esa sonrisa que, imagino, asoma a tus labios cuando lees mi comentario. Porque yo sonrío al pensar que has encontrado tu camino, lejos de Santiago, y como diría Gandalf, en el momento exacto, porque has descubierto tu vocación me alegro.

    Me quedo con una frase: "Entramos como niños, salimos como personas" Tan sencillo, tan complejo

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  2. Efectivamente, la sonrisa asoma siempre que leo uno de tus comentarios, pues es como si lo hicieras mojito y gintonic presentes, cara a cara. La verdad es que el planteamiento de la escuela hoy en día dista mucho de la que se organizaba en nuestra época de niños. Las tecnologías han cambiado para bien o para mal la forma de aprender y vivir, y los maestros de hoy y del mañana han de adaptarse a ello. Pero mientras de fondo siga existiendo el mismo objetivo de crear personitas libres y con criterio propio, seguirán siendo lo que son, el complemento ideal a la familia para los niños.

    Un abrazo, Arturo. Y cómo no, gracias por dejarte caer por aquí.

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  3. Y a mi que me hayas visitado, Alba, por recomendación de Arturo. Gracias por dejarte caer por aquí ;) un saludete.

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  4. Me imagino que asistir a esas prácticas debe ser un ejercicio de introspección increíble. Volver a tener de nuevo esas sensaciones tan entrañables de nuestra niñez y compartirlas ahora con los peques debe ser muy gratificante.

    Me alegro de que lo estés disfrutando y que hayas dado con lo que realmente te gusta, son los primeros y tímidos pasos de un aspirante a profesor que gracias a conocerte sé que lograrás ser de los mejores.

    Porque si nuestro futuro depende de que ellos estén en buenas manos, desde luego me reconforta saber que tú serás uno de los encargados.

    Un placer leerte siempre querido amigo.

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