domingo, 13 de noviembre de 2011

Protagonista de tu vida.

No es esta una imagen de la cual asombrarse por su espectacularidad, belleza y originalidad. La mayoría la dejará pasar de largo sin fijarse en la vieja farola que se pierde en el medio de la escena, o en los dos pueblos que se ven más allá de la balsa verdosa. Apenas repararán en el gran pino que preside la fotografía y pensarán que hacía un día nublado y triste.


Sin embargo, unos pocos esbozarán una sonrisa en su boca y recordarán con claridad vivencias y tiempos pasados en aquel lugar, donde el tiempo se detiene para dejar espacio a la imaginación y a la vida. A la imaginación porque allí suceden cosas que se crean para ser y tomar forma sólo donde deben hacerlo. A la vida porque si para algo fue creado el albergue fue para ser vivido y disfrutado. De igual manera que un jarrón sin flores es tan sólo un objeto ornamental, el albergue sin aquellos que lo hacemos propio no sería lo mismo.

Si me pusiera a contar las veces que he ido a Viver, pasaría de largo la treintena, y sin embargo hasta ayer no había tomado una foto como esta. Los que hemos disfrutado el albergue sabemos bien que el Mirador es un lugar único, porque allí se tienen buenas vistas del paisaje que lo rodea, de Jérica y Viver, con frondosos pinares envolviéndoles. Pero es por la noche cuando la calma te invade bajo un manto de estrellas, el instante en el cual cobra esa magia que tiene. Ante ti flotan las letras y la melodía que cuentan que siempre hay mil millones de estrellas en esta noche que ahora negra ves, y te sientes pequeño ante la inmensidad. Este es un lugar especial que nos brinda esa oportunidad. Unos escalones de piedra envejecidos por el tiempo, las lluvias y el viento, una valla roja de metal oxidado y una fea farola verde, que en conjunto se transforma en un todo inolvidable, con un valor incalculable. Al fin le hice justicia y lo capturé tal y como es, sin gente, inmóvil en el tiempo, a la espera de que pronto alguien le visite de nuevo, y disfrute de sus vistas.

Bien es sabido que mi memoria es corta y poco fiable, y haciendo un ejercicio por recordar momentos pasados allí me cuesta evocar historias de cuando aún era confirmando o niño de post-comunión. Sí, de estos últimos años afloran historias de muchas acampadas y campamentos, pero temo que se vayan olvidando en el tiempo, como tantas otras. Me invade cierta sensación de desasosiego al pensar que aquellos recuerdos sólo volverán con las fotografías y las conversaciones con los que he compartido historias en Viver.

Por ello, pienso que he de sentirme más protagonista de esta vida que es mía, y de nadie más. Disfrutar cada instante, cada encuentro, cada lugar y cada gente conocida, que aunque algún día sean olvidados pueda decir que fui yo quien lo viví. Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?. La vida es un regalo, y como tal hay que abrirlo, mimarlo y agradecerlo. Siento que he perdido algunos años, no hablo ahora por la pérdida de los recuerdos, pero hay que mirar hacia delante y mantener el nuevo rumbo. Que sea Letras para recordar un lugar para grabar mis memorias y fortalecer la hoja de ruta.



Así pues, como el Mirador en la fotografía, sintámonos protagonistas de nuestras vidas, y que el recuerdo nos mantenga en los demás, aunque se el tiempo nos borre nuestra memoria.



4 comentarios:

  1. ¡Ay! Si ese farol de pintura desconchada bajo ese imponente cielo plomizo hablara...

    ¿Cuántas charlas a corazón abierto hemos tenido ahí? ¿Cuántas confesiones con nuestros chavales? ¿Cuántas veces subimos y bajamos esos escalones? ¿Cuantas ocasiones defendimos ese fortín en guerrillas impregnadas en pintura de cara y atuendos improvisados con bolsas de plástico? ¿Cuantas noches de terror aguardamos bajo el cobijo de ese árbol para poder quitar el aliento con un susto? ¿Cuantas pistas desperdigamos por esos recovecos?
    Cuantas noches contemplando la oscuridad en el absoluto silencio...

    Innumerables veces e innumerables momentos...

    Bonita etapa de mi vida, en la que pasé de ser de niño a un hombre y en la que luego se me entregó la oportunidad de dar lo poquito que puedo dar de mí a los demás. Gracias por haberla compartido conmigo, fue muy bonita y la echo mucho en falta.
    Pero como suele decirse, el show debe continuar y nos quedan otras etapas por descubrir y vivir plenamente como la que dejamos a un lado recientemente.

    Y aunque pasen los años, te diré como te dije al poco de conocerte, siempre serás para mí ese "joven encerrado en un cuerpo de abuelo" :)

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  2. cierto es que cada momento necesita su espacio, y que cada vivencia requiere de gente, tiempo y lugar para poder expresarse, y que sin uno de esos tres elementos las experiencias serían imposibles. al igual que has inmortalizado esa estampa no por su belleza sino por el significado que tú le encuentras, creo que todos tenemos imágenes que deberíamos conservar en lo más profundo, mereciéndose la distinción de inolvidadables por lo que han ido suponiendo en el devenir de nuestro camino. Ha sido una reflexión estremecedoramente fantástica, y su lectura me ha acercado a ese pino con su farola y su verja, mientras un escalofrío recorría mi espalda al recordar una vez más que lo vivido ya nunca vuelve,y que cada etapa de nuestra vida, ni mejor ni peor, es irreemplazable. Atrás quedaron mis días en Viver, quién sabe si volverán. El mañana se presenta demasiado revuelto, viene ahora a trompicones con muchas novedades, y de la chistera del futuro salen nuevos retos que estoy decidido a afrontar, pero que sin duda serán más fáciles de conseguir apoyado por vosotros, mi familia, y por los amigos más cercanos.

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  3. Viver reúne muchos rincones que lo hacen especial. Sin duda, el mirador es uno de ellos...

    Yo que padezco de exceso de memoria podría contar una anécdota por cada uno de esos rincones. En la piscina, en los bancales, en la pérgola... y como no, también en el mirador. Hasta podría contar, por ejemplo, de los besos robados a la noche con el pretexto de ese manto de estrellas del que hablas y aprovechando el detalle que se marcara una estrella fugaz.

    Pero sin duda si recuerdo con cariño algún rincón (olvidado por muchos) es el del paellero, y el almacén que queda enfrente... Porque allí se forjó nuestra amistad a base de golpes. Quizá por eso todavía te lo recuerdo, porque si mañana mi memoria fallara tú no olvides dónde comenzamos a hacer historia

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  4. Vaya tres comentarios me dejáis... ¿Qué decir? Con los tres he compartido más o menos tiempo en Viver. Recuerdo bien la noche en que conocí a Arturo, el campamento de confirmación con Rafa en el que les hicimos un calvo y muchas noches de charreta en el Mirador con Alex (5 años dan para mucho). Os tengo en grandísima estima a los tres, os quiero un huevo y lo sabéis; quién sabe si algún día coincidiremos allí en algún reencuentro, ¿verdad?, ojalá sea así, sería mucho mejor que cualquier palabra de agradecimiento que pueda brindaros por pasar por aquí y dejar vuestras palabras. Un abrazo a cada uno de los tres.

    Y a cada uno de los que pasáis por aquí, aunque guardéis silencio. Gracias!

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