lunes, 7 de noviembre de 2011

Buscando letras para una imagen.





Hay días en los que una imagen te conmueve,
con dejar reposar los dedos sobre el teclado las palabras salen solas. 

Hay otros días en los que una captura como esta te habla de muchas formas, 
pero por mucho que buscas no encuentras las palabras oportunas.


Llevo 5 días con el borrador de esta foto esperando ser escrito, y muchas ideas me vienen a la mente, mas ninguna me acaba de arrancar las palabras en mis dedos. Y sin embargo, la estampa habla.

Habla de la inmensidad del mar, de lo insondable de sus aguas, y me trae recuerdos de la mitología de Tolkien, donde describía con un arte incomparable la primera vez que los elfos descubrían el mar. Ante algo tan inmenso, ¿cómo no sentirse pequeño?, ¿cómo no sentirse atraído por él?.

Habla de la fuerza de la naturaleza, que se rige por fuerzas invisibles y vientos que lo moldean todo. La naturaleza nos envuelve y cautiva, a pesar de que vivimos en el ruido y el ajetreo constante de las ciudades. Quizá deberíamos salir a encontrarnos con ella más a menudo.

Habla de los peligros que acechan al hombre, simbolizado por todas esas blancas piedras que se ven temporalmente protegidas por rocas más grandes y duras. Muchas veces permanecemos quietos, a la espera de acontecimientos, sería mejor salir a su encuentro y afrontarlos.

Habla de viajes en barco por el mundo, de placer y descanso, o de la durísima faena en el mar, pescando para poder sobrevivir. Qué distinta la vida relajada del navegante ocioso del, a mi modo de ver, más duro oficio del hombre: faenar en mares incontrolables en frágiles trozos de madera, cuando el sol aún no ha aparecido en el cielo y el frío y la lluvia percuten y empapan tu cuerpo.

Y habla del misterio del mundo y su creación. ¿Quién puso esos mares ahí? ¿Quién nos creó a nosotros, para que los viéramos? Ante tales preguntas, muchas respuestas. Que cada uno se crea la suya, que la mía ya me cuesta creerla.


Sigo sin pensar que estas letras hagan justicia a esa imagen, pero qué le voy a hacer, aún soy joven en el arte de escribir...

3 comentarios:

  1. A mi esa imagen me evoca el regreso a Ítaca de Ulises regresando de Troya. A un Poseidón enfurecido que agita sus brazos en forma de serpiente y engulle en la inmesidad de su reino a Laoconte y sus hijas...

    A mi me evoca misterio, hay vida en sus entrañas... Vida y muerte, acaso cumpla el ciclo de la vida. Y a veces injusticia, sí, porque también mueren en el mar los marineros.

    A mi me evoca, sentimientos. ¿Quién no ha pedido alguna vez papel y lápiz cuando encuentra en el sonido del mar la calma?

    A mi me evoca tantas cosas... que sólo puedo escribir esto por colaborar en lo que puedo en tus letras para esta imagen. Con dedos firmes y sin responderte a ello.

    Me gusta la imagen, como siempre ;-)

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  2. Quizás los momentos en los que más me estremezco al divisar la grandeza del océano, es al comprobar la fuerza con la que el mar sacude sus orillas.

    Muchas veces puede ser tan devastadora que arrasaría cualquier imperio y otras tantas tan suave inspirando hasta el más negado de los poetas.

    Pese al avance de la ciencia y tecnología, seguirá siendo un misterio para todos nosotros..

    Pablo, un placer leerte y de continuar humildemente esta aventura en el noble arte de la escritura.

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  3. A todos nos evoca admiración desde luego, como vosotros a mi cada vez que os dejáis caer por aquí. Os acabaré haciendo un par de chapitas de fans del blog, que bien lo merecéis ;) Dos grandes abrazos a cada uno.

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