sábado, 22 de octubre de 2011

Valenciano, y Almenar.



La luna desde mi ventana.
Empiezo engañándonos a todos, pues esta no es una foto que hiciera anoche sino de hace unos meses, pero qué mejor tema para inaugurar este blog que hablar del lugar que habito, y qué vista desde mi ventana mejor que la del atardecer de aquél día.

Nací cerca de aquí, hace poco más de 29 años. Y fui afortunado desde el primer momento.

Primero por nacer en Valencia, para mi, la joya del Mediterráneo, ciudad cálida y acogedora, fallera y con gastronomía propia. No hace falta decir que, como Vygotsky estudió, en el desarrollo de la persona influye en gran medida el contexto social e histórico que le rodea. Así, yo nací valenciano, y me he empapado de sus costumbres y sus gentes, de lo que representa ser de la "terreta".

Y en segundo lugar, y no por ello menos importante, por formar parte de la familia en la que he crecido. Quien tiene la suerte de conocer a mis padres y hermano, sabe bien de qué hablo. Si en algo hicieron hincapié desde el principio, fue en la educación de sus hijos, en Rafa y en mi, y ese es el mayor tesoro que puede tener un niño, por encima de juguetes y demás naderías que tanto les dispersan a menudo. Porque si bien la amistad muchos dicen que es el mayor tesoro, para descubrirla y cuidarla se ha de saber cultivarla, y los valores para lograrlo han de ser aprendidos a través de la educación. Educación proviene de educare, que significa dirigir, encaminar, doctrinar; y no tanto en cuanto a conocimientos académicos, sino a la forma de formarse como persona. Somos lo que somos por quienes nos educaron y nos rodean.

Cada anochecer, desde mi ventana, recuerdo que esa luna es la Luna de Valencia, y cada vez que entro en casa veo un marquito con un esmalte que reza "Sres. de Almenar".

Y doy gracias por ambos símbolos.


6 comentarios:

  1. Los valores de los que hablas son los pilares en los que fundamento yo también mi vida, Pablo.

    Acostumbrado a viajar por motivos de necesidad laboral, aprendí de bien pequeño que en cada lugar en que he vivido he dejado un trozo de mi, para llevarme algo de esos recuerdos, de esos sitios, conmigo. En cada lugar en que he vivido he dejado amigos con los que me prometí amor eterno, buenos recuerdos y muchos sentimientos, y en todos esos lugares que evoco con cariñosa frecuencia, siempre he tenido a mi familia conmigo.

    Afortunadamente ya soy mayor, quizá demasiado, y me he vuelto sedentario. Y me siento tan valenciano como alustantino. Y tengo la suerte de contar con mi familia más cercana y mis amigos en mi tierra, y al resto a tiro de piedra... Y entre tantas cosas, tengo el capricho de formar mi futuro en esta tierra, con escapadas necesarias a mi pueblo con tal de huír, por un tiempo, de este mundo de locos.

    Y entre mis amigos, en esos que pienso cuando realmente examino aquello que en otro tiempo llamaba plan de vida, sigo teniéndolo en mis pensamientos, ¿sabe usted?

    Un abrazo Pablo, un placer leerte, lo haces muy bien, por cierto. Y gracias por el enlace, no sé si actualizará mi último post, en el blog de una amiga del pueblo no lo hace, y sigo eternamente lamentándome por ello en un post que dicté hace mucho tiempo.

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  2. Vaya peacho comentario, Arturo... muchas gracias por pasarte por aquí. Sin duda, tu vida te ha llevado de aquí a allá, pero Valencia será tu casa durante muchos años, y el día que te jubiles emigrarás a Alustante. ¿O me equivoco? ;)

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  3. Es bonito ver que alguien adora tanto su ciudad y sus raices. Yo, en cambio, detesto bastante castellón, quizá la rama madrileña que corre por mis venas se ha esforzado demasiado en ello.

    Me alegra verte por aqui Pablo, te iré leyendo ;)

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  4. ¡Laura! Qué alegría verte por aquí, ¡jé! Pues nada, muchas gracias por tus ánimos, a ver si encuentras en Castellón lo que yo en Valencia, que Madrid queda lejos... :) Besetes!

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  5. y nada de primos?? no te gusta tu familia primal??? eh? EH? jaja... tu primilla por parte de madre!

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  6. Es que los primos maternos emigran a las indias... :P

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