jueves, 12 de enero de 2012

Prisas, muchas prisas.

Rápido, rápido, que hay que volver al temario.

Un descanso breve para cenar y de nuevo entramos en la sala. La biblioteca está a medio llenar, son las once y media, vamos, corre, que aún hay mucho que repasar. Una ojeada rápida al teléfono, unos tuits también veloces, dicen que hace una noche estupenda con una luna preciosa. Una, dos, cuatro y hasta seis menciones que casi llevan a la luna de Valencia a trending topic. ¿Cómo hubiese sido? ¿#ALaLunaDeValencia? Quién sabe. Miro por el ventanal, una pena, no se ve nada.

Tema tras tema, pasan los minutos rápidos, el tiempo arde, la cabeza no admite mucho más, pero hay que esforzarse. La sonrisa social, a los tres meses; el primer gateo, a los ocho; a los seis el balbuceo. Parece que volvemos a los seis meses, porque cuando hablamos lo hacemos con nervios, confundidos con tanta letra, ¡casi parecemos niños!

Al salir, más de dos horas después, hace horas que es de noche. Ellas dos me animan a acelerar un poco, porque hace frío, son buena compañía. Pero inspiro con calma y miro al cielo, ahí está, arriba, muy arriba. Con la chaqueta en la mano disfruto de la rápida estampa, mientras les oigo refunfuñar unos pasos más adelante. Pero a mi me gusta el frío, un rato, y la luna ilumina las antiguas torres de Quart. Rápido, rápido, saca el teléfono e inmortaliza la imagen. Siempre se ha dicho que la fotografía es un arte que merece calma, esto es lo opuesto a ello. Con un objetivo de tal número y equis milímetros, modificando la apertura del diafragma y la velocidad saldrá una foto maravillosa. Pero aquí no hay nada de eso, no será una fotografía para enmarcar. Sí que será un recuerdo.

Aprisa, al coche, que hay que irse a casa. Quizá no pensé que escribiría unas letras para el momento, y menos unas tan rápidas como esta, pero ha sido verla y en quince minutos, está hecho. Entre examen y examen, ¡ale, a la carrera!.


Las prisas no son buenas consejeras, pero también tienen sus cosas buenas.



3 comentarios:

  1. Una vez tomé una foto con el móvil donde demostraba que el hombre puede tener la luna en su mano. Esta imagen me ha recordado aquel sueño...

    A mi también me gusta el frío, por cierto, y debo reconocer que sentí frío mientras te leía, eso sólo se consigue cuando son buenas las letras.

    Suerte con los exámenes, y apréndete bien la lección, en breve un pequeño continente empezará a sonreír al verte, y tú, milagrosamente, como si de magia se tratara, sonreirás al verla...

    Un abrazo Pablo

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  2. Más o menos en 9 o 10 semanas sonreirá, eso es, pero yo ya sonrío cada vez que la veo. No sólo al cogerla, sino cuando miro a un lado y veo la foto enmarcada que me regaló una amiga en un amigo invisible: un acierto, el mejor regalo que podría haberme hecho.

    Con este texto quise transmitir sensación de que pasa rápido, con urgencia, como fue el momento de la foto y la forma veloz de escribirlo con el tiempo justo.

    Un abrazo, y como siempre, gracias por pasarte por aquí. ¡Espero verte pronto!

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