jueves, 15 de diciembre de 2011

El continente olvidado.

Paco, la persona con el corazón más grande que he conocido jamás. Hermano de sus hermanas, hijo amado de sus padres. Se fue hace mucho de casa lejos, muy lejos, al otro lado del charco, a vivir su vida. Abandonó la casa y el hogar para emigrar a tierras desconocidas y dejar todo por una llamada. Como ya dijo un gran amigo, no una llamada sólo de Dios, sino también del mundo. Respondió mochila al hombro, y allá se fue, en busca de quien le llamaba, a conocerlo cara a cara y a descubrirlo como es.

Dejó la comodidad y el calor de Valencia, por la calidez de los que le acogieron y le dieron una hamaca  de tela donde dormir.
Dejó a sus padres y hermanas, por los que sentía que eran sus hermanos, los más pobres.
Dejó sus pertenencias y bienes, por un macuto de lona y escasa ropa.
Dejó sus costumbres y cultura, por encontrarse y conocer nuevas vivencias y formas de vida.
Dejó sus libros y cuadernos, pero se llevó su memoria y los dos testamentos.
Dejó una puerta cerrada a formar una familia propia, por niños sin padres que le quieren como suyo.
Dejó todo esto y mucho más, por todo aquello que le dio Brasil.

Esperando a África...

Pero luego dejó Brasil, por Mozambique, en el que llama el continente olvidado: África. Y todo lo que dejó lo cambió por lo nuevo que llegaba una vez más. Mismo macuto, mismas ropas, mismos libros y más memorias, pero distinta familia. Pronto volverá de nuevo al Amazonas, y se reencontrará con lo que allí sembró.

Cuando algún día, un año de estos -que esperamos sea cuanto antes...- vuelva por Valencia por un tiempo, se encontrará con que la familia que forma ha crecido. Conocerá otra África, ésta más pequeña que la otra, pero frágil también, a su manera. Pero ésta África no será olvidada, ni mucho menos, pues tendrá dos padrazos como dos soles, y cuatro abuelos que se la comerán a besos y cariños, y 5 tíos que la cuidarán como si fuese su hija. Todo eso, y mucho más.

El mundo necesita más Áfricas como la recién nacida, felices y amadas. Pero también necesita conseguir que la otra, la vieja, colosal y casi olvidada, renazca de nuevo, amada y querida por todos.


Paco cuidará de ambas como si fuesen suyas. 


2 comentarios:

  1. Paco será feliz allá donde vaya, porque está donde le necesitan, pero fundamentalmente porque necesita de los que están donde él va...

    Enmudezco cada vez que le miro a los ojos. Expresa ternura y cariño en su mirada, pero también en sus palabras. Es admirable, aunque deteste que se hable en esos términos...

    A veces creo que Paco también nos hace falta a los de aquí. Me consuela pensar que no se marchó huyendo, y que regresa a ver a los suyos cuando puede. Y que los suyos nos invitan a la mesa con Paco... Porque sus palabras son historia viva, y alimentan.

    Gracias Pablo, estuviste genial, como siempre

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  2. Bien sabemos que si Paco estuviese por aquí mucho cambiaría la forma de pensar de muchos de la Iglesia.

    Pero no sería él sin sus amigos y hermanos los pobres, sería tan tierno y cariñoso como siempre, y tendría magníficas palabras para hablarnos de Dios, pero no sería lo mismo, seguro.

    Gracias por tu visita y tus halagos, como siempre, maestro.

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