Hoy, he comenzado mi segunda semana haciendo las prácticas en el "cole", como le llamábamos cuando éramos niños. Estos de aquí arriba no sólo son los que me están enseñando cómo éramos nosotros de pequeños, sino también quienes me recuerdan aquellos tiempos pasados. Apenas hace dos décadas.
Volver a esas aulas trae a la memoria los dictados de Lengua y Valenciano, con los puntos, las comas y las tildes aquí y allá. Las operaciones con números de dos y tres cifras, las temidas divisiones y multiplicaciones. Las lecciones de geografía de nuestra comunidad y nuestro país, con sus ríos y montes. Las primeras frases simples en lengua extranjera, un inglés chapurreado que nos sonaba a chino. Las notas de los papás en la agenda para que las firmaran los profesores, y viceversa. Los juegos de educación física, donde nos creíamos atletas profesionales. Los trabajos en cartulina para exponer en la clase, llenos de recortes de periódico y letras en coloridos y retorcidos renglones. Las Marías, asignaturas como religión y plástica, que suponían poco esfuerzo para ser aprobadas.
Las escapadas a la papelera, para aparentar que sacábamos punta al lápiz, cuando lo que queríamos era charrar con el amiguete de turno. Los días sin recreo por habernos portado mal, mientras los demás bajaban al patio a chillar como posesos detrás de la pelota y saltando a la comba. La mochila más pesada que uno mismo, a reventar de deberes para casa. Los avioncitos y pajaritas de papel, que acababan volando por sobre nuestras cabezas. ¡Los negativos! Esas odiosas líneas rojas que parecían clavársete en la piel cuando el profesor te los encasquetaba por tal o cual motivo. Los momentos de salir a la pizarra y sentirse un dios tiza en mano, apuntando a quienes hablaban cuando el maestro se ausentaba un rato. Palito, palito y otro palito; que yo no he hablado, que yo no he sido, que voy y me chivo.
Anécdotas y más anécdotas que hemos vivido todos en la escuela. Entramos como niños, salimos como personas. Ahora empiezo a conocer mejor el otro lado, y me encanta. Quiero devolverle al cole lo que hizo por mi, tratando de sacar el niño que aún llevo, aunque escondido, dentro. Mientras tanto, aprenderé de ellos todo lo que pueda, y recordaré que hace años estuve ahí, donde ellos ahora.
Ya he empezado el camino para ser "el profe", ya queda menos para acabar. ¡A disfrutarlo!